A proposito de la elección de Robert Francis Prevost: no cambia nada…

Comunicado del Instituto Mater Boni Consilii: no cambia nada.

10 de mayo de 2025

Todo el mundo sabe que el 21 de abril de 2025 murió Jorge Mario Bergoglio, ocupante de la Sede Apostólica con el nombre de Francisco, y que el 8 de mayo siguiente fue elegido su sucesor Robert Francis Prevost, ocupante de la Sede Apostólica con el nombre de León XIV.

Algunos han preguntado a nuestro pequeño Instituto cuál es su posición ante esta circunstancia. La respuesta es sencilla: no cambia nada.

La Iglesia siempre tendrá, al menos potencialmente, un sucesor de Pedro (Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Pastor Æternus, cap. 2, DS 3058). Por lo tanto, la elección de un sucesor de Pedro debe ser posible, incluso posiblemente en circunstancias y con modalidades excepcionales, como se dio en el Concilio de Constanza para resolver el gran cisma de Occidente.

Por lo tanto, en cuanto al aspecto material del Papado, que consiste en actos humanos como la elección y la aceptación externa por parte del elegido, León XIV sigue siendo ‘papa’ materialmente, dado que dicha elección no ha sido (todavía) declarada inválida por la Iglesia, y por lo tanto ocupa la Sede de Pedro.

Pero en cuanto al aspecto formal del Papado, que consiste en recibir de Cristo el hecho de ser una sola persona moral con Él, y por lo tanto, con la consecuencia de ejercer con Él el poder de gobernar, enseñar y santi car la Iglesia, el elegido del cónclave y ocupante de la Sede, Robert Francis Prevost no es formalmente Papa. En efecto, quien se adhiere a los errores enseñados por el Vaticano II -agravados en el “magisterio sucesivo”- así como a las reformas disciplinarias y litúrgicas que los ponen en práctica, errores ya condenados en numerosas ocasiones por los Pontí ces romanos y por la Iglesia Católica, no puede tener la intención objetiva y habitual de realizar el bien-fin de la Iglesia.

En consecuencia, la privación de Autoridad iniciada en la Iglesia al menos desde 1965, lamentablemente continúa hoy en día, y los sacerdotes pertenecientes al Instituto Mater Boni Consilii no pueden citar y no citan el nombre del ocupante de la Sede Apostólica en el canon de la Misa.

Invitamos a todos los eles católicos a no vivir su vida espiritual y sus convicciones sobre la situación actual de la Autoridad en la Iglesia, basándose en el sentimentalismo, en criterios mundanos o impresiones super ciales, en su propio interés o en supuestas revelaciones privadas, sino según la Fe revelada, el magisterio de la Iglesia y la sana teología.

El elegido del cónclave y ocupante de la Sede que quiso elegir el nombre de León podrá encontrar -si quiere- en el magisterio de León XIII, la más bella a rmación de la fe de la Iglesia, y la más clara condena de todos los errores modernos que, por desgracia, se insinúan y se difunden “en el propio seno y en el corazón de la Iglesia” (para retomar las palabras que utilizó San Pío X para condenar el modernismo), después del funesto Concilio Vaticano II. Que Nuestra Señora del Buen Consejo, nuestra patrona, a quien el Sumo Pontí ce León XIII y la familia agustina tenían tan gran devoción, aconseje e ilumine los espíritus, para que cese la terrible tormenta que ha estado destruyendo durante demasiado tiempo a la Iglesia Católica, con la pérdida de tantas almas que resulta: ¡Domine, salva nos, perimus!