Comunicado del Instituto “Mater Boni Consilii” sobre la suspensión de las celebraciones en toda Italia

Queridos fieles, amigos y benefactores,

Todos estáis al corriente de la difícil situación que se ha originado con la propagación, desde China, de la epidemia llamada del “coronavirus”. Situación difícil para la salud corporal de todos nosotros, pero a su vez difícil para la salud espiritual de las almas, que en el momento de mayor necesidad y debido a las últimas disposiciones legales, se encuentran privadas del consuelo del Santo Sacrificio de la Misa y de los Santos Sacramentos.

Desde hace muchos años nuestros sacerdotes afrontan peligros y dificultades para asegurar al mayor número posible de personas los beneficios de la Misa, de los Sacramentos, de la presencia del Sacerdote; en este momento, con gran dolor nuestro, nos encontramos confinados en nuestra localidad donde vivimos, impedidos de llevaros otro auxilio que no sea la oración y la celebración privada de la S. Misa, recordándoos a todos vosotros en el altar, y encomendando a cada uno de vosotros a la Divina Providencia y a la intercesión de la Virgen Santísima, Madre del Buen Consejo, y a todos los Santos. Impedidos -contra nuestra voluntad- de llevaros otro auxilio, debemos, por lo tanto, suspender la celebración pública de la Misa y de los Sacramentos en toda Italia, cosa hasta ahora inaudita.

Sin embargo Dios no priva nunca a sus fieles de los medios de salvación. Os recordamos algunos:

LA ORACIÓN. “Quien reza se salva, quien no reza se condena”. Ahora más que nunca debemos rezar, para obtener de Dios misericordia. Os recomendamos en este tiempo de Cuaresma el rezo del Rosario, el Via Crucis, la meditación de la Pasión y las letanías de San José. A este propósito os ayudará el devocionario “Il mio libro di preghiera” editado por nuestra Casa Editorial.

EL ACTO DE CONTRICIÓN. No pudiéndoos acercaros a la confesión sacramental, recordamos a todos los cristianos que se puede obtener la remisión de los pecados, incluida la de los pecados graves, a través de la contrición perfecta, es decir, con el dolor de los propios pecados y el propósito de no pecar más, no solo por el temor de los castigos divino sino por amor a Dios infinitamente bueno. A este fin os será provechoso recitar con sentimiento verdadero el acto de contrición y el acto de caridad. Naturalmente es necesaria tener la intención de confesar las culpas graves en una confesión sacramental en cuanto sea posible.

LA COMUNIÓN ESPIRITUAL. El Cuerpo y la Sangre de Cristo nos son necesarios para la salvación eterna. Privados de la comunión sacramental es loable practicar frecuentemente el deseo de la Santa Comunión. En el libro “Il mio libro di preghiere” encontraréis cómo hacer dicha Comunión espiritual.

LA SANTA MISA Y LA SANTIFICACIÓN DE LAS FIESTAS. Imposibilitados de poder oír la Santa Misa, podéis leer cotidianamente el texto de las Misas cuaresmales en un misal diario, y el de las Misas dominicales en el misal editado por nuestra Casa Editorial. Estamos preparando un servicio para seguir la Misa en “streaming” desde nuestra web.

EL BAUTISMO. El Bautismo es necesario para la vida eterna. Recordamos que si la situación actual se prolongara y existiese algún peligro para el bebé o para la persona que debiera ser bautizada, es posible que incluso un laico administrara el bautismo derramando el agua sobre la cabeza del bautizando, pronunciando al mismo tiempo las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

EL AYUNO Y LA PENITENCIA. Dios perdonó a los ninivitas del castigo anunciado en su nombre por el profeta Jonás, porque estos paganos hicieron penitencia y ayunaron. El ayuno de Cuaresma asume un significado especial en este momento en el cual los hombres tendrían que recordar la necesidad de hacer penitencia, pese a que nadie, en este momento, se lo recuerda.

Queridos fieles, tengamos cuidado en hacer lo posible para evitar las enfermedades corporales, pero evitemos con mayor ahínco la enfermedad espiritual del pecado y aquella mentalidad de incredulidad que el Papa Pío XI llamó “la peste del laicismo”.

Recemos los unos por los otros, por los enfermos y por los difuntos, por las familias y por quien está solo, por toda la Iglesia de Dios: Una, Santa, Católica y Apostólica. Que el Señor haga cesar lo antes posible este azote y nos permita retomar nuestra normal actividad y nuestro apostolado.

Que Dios os bendiga,

Instituto Mater Boni Consilii, Verrua Savoia, 10 de marzo de 2020